Frank Kurtis fue sin duda el constructor americano más importante durante las dos décadas siguientes a la II contienda mundial. Con una larga experiencia en la fabricación de coches de carreras por encargo, Kurtis decidió en 1948 realizar un bólido de diseño propio. Completó el proyecto con elementos íntegramente americanos: motor Offenhauser de 4 cilindros y 4,5 litros mejorado hasta obtener 380 CV y su chasis con las más avanzadas soluciones mecánicas del momento. En 1949 el bólido fue inscrito por la propia fábrica como el Kurtis Kraft Special en el Campeonato Nacional americano de la AAA. Con Johnnie Parsons al volante ganó 5 carreras y quedó segundo en otras tantas, obteniendo el Campeonato. Ese mismo año, Parsons quedó segundo en las 500 Millas de Indianápolis, prueba cumbre del automovilismo deportivo americano, por detrás de Bill Holland y su Blue Crown Especial.
En 1950 la mítica carrera de Indianápolis fue incluida por la FIA en el campeonato Mundial de F-1 como el G.P. de los EE.UU. Esto generó cierta polémica por las diferencias técnicas y deportivas entre EE.UU. y Europa. Los equipos del mundial, en su mayoría europeos, como protesta no acudieron a la cita que fue disputada solo por equipos americanos. El Kurtis-Offy fue inscrito como el Wynn’s Friction Proofing Special. Tras una complicada carrera que tuvo que ser finalizada por la lluvia a pocas vueltas del final, Parsons se adjudicó la victoria a una media de más de 200 km. /h. así como el record de vuelta rápida.
En su evolución técnica los sucesivos Kurtis ganaron casi todas las competiciones americanas durante la década siguiente, llegando a copar las tres primeras plazas de las 500 Millas de Indianápolis en varias ocasiones. Finalmente la marca americana desapareció tras su retirada de la competición a finales de los ’60.