Tras un largo periodo de inactividad deportiva, Mercedes decidió entrar de nuevo en la competición de F-1 a mediados de los años 50 para prestigiar su capacidad de producir automóviles excepcionales y demostrar que la industria alemana resurgía con fuerza, recuperando su capacidad tecnológica. Sus ingenieros Uhlenhaut, Scherenberg y Nallinger diseñaron un bólido revolucionario para su época, el Mercedes W196, dispuesto a batirse con las dominantes “balas rojas” italianas como Ferrari, Maserati, Alfa Romeo y Lancia.
El Mercedes W-196 fue formulado a partir de un avanzado chasis tubular triangulado con suspensión independiente aligerada, frenos interiores y un innovador motor atmosférico de 2.500cc de inyección directa con válvulas desmodrómicas, de acuerdo a las nuevas normas de 1954. Gracias a sus 290 CV. era capaz de superar los 300 km/h. de modo fulgurante. Mercedes aplicó una inteligente política de competición a cargo de Alfred Neubauer. Este decidió la incorporación de pilotos superdotados de otras nacionalidades como J.M. Fangio, S. Moss y P. Taruffi junto a pilotos alemanes como el experimentado Karl Kling o jóvenes impetuosos como Hermann Lang, Hans Herrmann y Hans Klenk, haciendo a los W-196 difíciles de superar en pista.
Estas “Flechas de Plata” corrieron desde el 4 de Julio de 1954 en Reims hasta el 11 de Septiembre de 1955, en Monza. El resultado fue arrasador, dominando con autoridad las pruebas donde participó y obteniendo con Fangio el doble Campeonato del Mundo en 1955.
Después, la casa de Stuttgart consideró que su misión estaba cumplida, que no quedaba nada más por ganar. Que era mejor dejar el campo libre para que la competencia pudiera volver a correr y competir…sin haber alcanzado nunca al Mercedes W-196.